Casa Alef

Logo-Casa-ALEF-horizontal
[DISPLAY_ULTIMATE_SOCIAL_ICONS]

Para algunos de nosotros que caminamos en esta avenida llamada vida, nos acontece y nos acongoja diferentes cosas, el dinero, la salud, la familia, los amigos, las calificaciones del colegio, nuestra vestimenta o en esencia nuestro futuro, es ahí donde habita la falta, algo constitutivo en nosotros, la castración nos permite movernos y tramitar de manera diferente las formas en qué nos angustiamos; sin embargo, el día de hoy quisiera poner el dedo en la llaga de la herida de aquellos que no tienen autorizando gritar; que ocurre con aquellos que no pueden quejarse, me refiero a los que no lo tienen permitido, no están autorizados a decir que la vida apesta pues sus vidas están llenas de todo, un futuro asegurado, grandes sistemas de salud que los respaldan, refrigeradores abastecidos y armarios repletos de ropa con etiqueta aún sin usar, en nuestro país son aquellos que las redes sociales han llamado Whitexicans (jóvenes mexicanos hijos de empresarios con alto nivel adquisitivo) que son en esencia una minoría y por ello un sector marginal, me gustaría bordear este texto sobre ellos.

Si por defecto la angustia que vivimos los neuróticos es constitutiva a nuestra posición frente a la falta o castración ahora les invito a preguntarse qué se sentirá que no esté permitido que esa falta aparezca, “lo tienes todo, no te quejes” algo que en esta minoría de población se escuchará constantemente. Sabemos que inminentemente esa falta o vacío buscará su sendero, su camino para poder aparecer, es ahí donde cada uno de ellos se creará su propio infierno, abusando y excediendo con la comida o el alcohol, en el consumo de drogas o prostitución, cada uno de estos jóvenes Whitexicans encontrará algo lo suficientemente estruendoso para poder así validar su queja. En algún espacio me tocó escuchar una señorita de 18 años molesta y triste por qué estaba preocupada por su examen para ingresar a una de las universidades privadas más grandes del país, ella al comentar a sus padres y amigos sobre su preocupación, inmediatamente se dedicaron a desacreditar la preocupación, “ si no es esa será otra” no era válido que ella se preocupara por ello, para su círculo era una estupidez, sobra decirles que encontró formas más dolorosas para validar su angustia.

En resumen , si de por sí, el vacío de la falta es en esencia angustiante, la doble angustia de los Whitexicans que hoy abordamos aquí, es como excavar con uñas y dientes el décimo infierno de Dante, ese que no existe aún, es su forma y manera de hacer valer su subjetividad frente al todo al que nacieron y están sometidos a rendir la vida.

Por: DANIEL SÁNCHEZ CASTRO