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“Feliz día del psicólogo”

Por Andrés Hinojosa

 

Hace unos días se celebró el día del psicólogo y me llamó la atención una imagen compartida en Facebook por algunos de mis amigos y colegas, en la cual se podía leer lo siguiente: “Feliz día de la única profesión donde el cliente no tiene la razón”.Al principio me pareció hasta cierto punto divertido, sin embargo, al ver que eran bastantes colegas y futuros colegas que la compartían me surgió la inquietud de realizar la siguiente reflexión sobre lo que tiene que ver con la clínica, en este caso la clínica desde un lugar del psicoanálisis.

Me gustaría primero deshilar la frase: “Feliz día de la única profesión donde el cliente no tiene la razón”.

Comenzaré planteando desde la filosofía lo que tiene que ver con la razón sin profundizar tanto en el tema, dentro del diccionario de filosofía de Nicola Abbagnano podemos encontrar el siguiente significado fundamental: “Guía autónoma del hombre en todos los campos en los que es posible una indagación o una investigación. En este sentido se dice que la razón es una “facultad” propia del hombre y que distingue al hombre de otros anímales”.

Si tomamos en cuenta la definición anteriormente planteada, podemos entender que la indagación tiene que ser del paciente (manejaré el termino paciente para no solamente cerrarme a plantear el texto desde un lugar psicoanalítico) ya que pensar que la indagación la tiene que guiar el terapeuta sería pensar la razón desde un saber que si seguimos la frase tendrá que estar del lado del terapeuta, el cual tendrá que aceptar o rechazar las asociaciones que va elaborando el paciente  y con ello podríamos descartar la razón como una facultad propia del hombre que lo distingue de los animales, estaríamos hablando que entonces es posible pensar que existen conductas buenas, conductas malas, conductas que se pueden corregir desde un lado moral, el cual me lleva a pensar que tendríamos que actuar de cierta forma frente a cierto fenómeno, me parece que esto en algunas disciplinas de la psicología lo manejan como tal, pero entonces una de mis preguntas es ¿se puede hacer eso con los pacientes? Si la respuesta para ustedes es un sí entonces los psicoanalistas no tendríamos con que trabajar, por otra parte, los que ya tenemos cierto tiempo de recorrido teórico y clínico podemos dar cuenta que al menos dentro del despliegue psicoanalítico esto no es posible, no podemos simplemente subir o bajar el interruptor para que en este caso el analizante tenga una responsabilidad subjetiva frente a eso que lo perturba.

Tomaremos ahora la definición de profesión,del diccionario de la Real Academia Española: “Empleo, facultad u oficio que una persona tiene y ejerce con derecho a retribución”.

Entendemos entonces que se trata de una formación en donde tienes el derecho de obtener una retribución por tu saber, por todo lo que has construido desde un lado teórico sobre el mal-estar humano, sin embargo, es de suma importancia preguntarnos por un lado ¿Por qué se cobra? Y por el otro ¿Por qué estoy pagando?  

El pago no tiene que ver desde el saber del terapeuta, es decir que entonces no se tendría que cobrar por todos los grados académicos que tengas, pensando esta propuesta desde el psicoanálisis, pues no se trata de escuchar a los demás desde la empatía tal y como lo proponen algunas corrientes de la psicología, tampoco se trata de estar escuchando el sufrimiento sin hacer algo con eso que te arroja el paciente, claro que en primera instancia de un análisis es trabajo del analista desplegar la transferencia, en primera instancia no todo puede caer del otro lado (del lado del analizante). Entonces, uno de los despliegues del pago tendrá que ver en primera instancia con el deseo-falta y esto a su vez tendría que ver con dar cuenta que no siempre se podrá todo y no siempre se podrá nada.  

Para ir dando una conclusión regresaré a la frase central de la cual ha surgido el desarrollo de este texto, pensando en la idea que más allá de ser solamente un “meme” hay varios colegas del lado de las disciplinas “psi” que llevan su clínica pensando que “el cliente” no tiene razón y que la razón, la verdad y el saber estará siempre del lado del terapeuta. Con esto estaríamos borrando completamente la responsabilidad subjetiva de los que acuden a un proceso y por ende estaríamos dándole lugar a otro SUPERYÓ, uno al cual le llevaremos absolutamente todos nuestros aconteceres de la vida esperando que nos de el visto bueno y nos proporcione una guía sobre lo que es bueno y malo en nuestra vida, entonces, estaríamos pensando que en este caso se paga para que otro “SUPERYÓ” te diga qué es lo que se supone que tendrías que hacer-ser y con ello puedas acceder a una imagen que refleje el buen comportamiento que tienes frente a la sociedad.